Para los que hoy pisamos los 30 años, los 90s fueron el soporte temporal de una adolescencia rara en un país que metamorfoseaba. Crecimos en la Argentina neoliberal de Menem mientras escuchábamos como banda de sonido a Los redondos, Los piojos, los Cadillacs, Soda, Divididos, Las Pelotas o La Bersuit. Grupos que, expuestos en un contexto histórico general, aparecen como la segunda generación dorada del rock de acá. La calidad de la obra artística y el contacto idílico entre su mensaje y el público, les permitió -a varios de ellos- seguir vigentes después de 20 años de rodaje. Pero hoy el rock nacional parece estar dormido y en algún punto ha perdido la capacidad de transgredir y rebelarse. Mientras que hoy algunas bandas de la vieja guardia navegan en una calma meseta creativa, otras regresan para llenar estadios a fuerza de glorias pasadas. En tanto, en la escena vernácula hay demasiadas bandas nuevas que suenan como una versión económica de las consagradas y por consecuencia lógica, se parecen mucho entre ellas. El sonido hegemónico del rock deambula cíclicamente en una gastada raíz stone y al parecer no hay lugar para propuestas estéticas que renueven el ambiente. Seguramente esta tendencia obedece a una razón de mercado que promociona hasta el hartazgo ciertos sonidos y cajonea otros.
martes, 19 de agosto de 2008
Del rock y sus sonidos
Para los que hoy pisamos los 30 años, los 90s fueron el soporte temporal de una adolescencia rara en un país que metamorfoseaba. Crecimos en la Argentina neoliberal de Menem mientras escuchábamos como banda de sonido a Los redondos, Los piojos, los Cadillacs, Soda, Divididos, Las Pelotas o La Bersuit. Grupos que, expuestos en un contexto histórico general, aparecen como la segunda generación dorada del rock de acá. La calidad de la obra artística y el contacto idílico entre su mensaje y el público, les permitió -a varios de ellos- seguir vigentes después de 20 años de rodaje. Pero hoy el rock nacional parece estar dormido y en algún punto ha perdido la capacidad de transgredir y rebelarse. Mientras que hoy algunas bandas de la vieja guardia navegan en una calma meseta creativa, otras regresan para llenar estadios a fuerza de glorias pasadas. En tanto, en la escena vernácula hay demasiadas bandas nuevas que suenan como una versión económica de las consagradas y por consecuencia lógica, se parecen mucho entre ellas. El sonido hegemónico del rock deambula cíclicamente en una gastada raíz stone y al parecer no hay lugar para propuestas estéticas que renueven el ambiente. Seguramente esta tendencia obedece a una razón de mercado que promociona hasta el hartazgo ciertos sonidos y cajonea otros.
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3 comentarios:
como te va maya maya, hoy escuche el programa de Dolina de anoche y me encontré con la grata sorpresa que fuistes a llevarle la chochan, Muy bueno lo tuyo ahí!!!!
si queres descargarte el programa, te dejo el link de donde lo saco yo.
http://archivolavenganza.com.ar
saludos!
Good good good......
Bien maya! publicable %100
un abrazo. Nico
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