
A pesar de la efervecencia mundialista la pregunta no viene mal.
· Imagen robada
Una interesante tendencia urbana está tomando cada vez más y más fuerza. Ya son cientos los orinantes públicos que están al frente de esta glamorosa práctica que suma adeptos día tras día. La premisa a seguir, es simple y fácil de recordar: Meo donde se me canta. Así es como los porteños siguen los pasos de los holandeses que orinan en coquetos urinarios de plástico dispuestos en la vía pública. De este lado del mundo, a falta de urinarios los muchachos porteños desenfundan sus miembros y sin ruborizarse proceden a evacuar sus fluidos donde sea. Según una encuesta realizada por este medio, los objetos más meados son los árboles, las paredes viejas y las puertas de metal.
"La semana pasada un señor paseaba su perro y mientras el can cagaba en la vereda, el hombre lo acompañaba con una meadita. Fue un hermoso acto de comunión excretoria entre el animal y el hombre", comentó Roberto de Wilde, mientras cerraba su bragueta.
Informó Chemolusco para Chemolusco.
El otro día, no importa cual, tuve un presentimiento, una doble profecía nefasta.
1 - La aparición de un programa de TV que se encargue pura y exclusivamente del macabro y onanista Facebook. A saber, Ranking de los más visitados, la chica y el chico Facebook y por último, historias de Facebook. Ejemplo explicativo: Raúl que es cuadripléjico, conoció a su primo millonario de Italia por medio de Facebook y este le regaló una silla de ruedas todo terreno. Es más, el programa lo conduce Gianola y la gente lo mira.
2. La inminente salida de un nuevo y súper meloso álbum de Enrique Iglesias, su inminente llegada al país y su desembarco en el living de Susana. Tras esta visita, la inminente salida de un nuevo álbum de su padre Julio, la inminente llegada al país, el desembarco en el living de Susana y el pico.
Por temor, decidí no averiguar y rezar para todo esto no suceda.
Finalmente por obra y gracia del destino, la solarística y otros fenómenos ajenos a este medio, ha salido al aire el programa The monos invasores con una propuesta simple y concreta: buena música. Aquí desfilan desalineados y en sordina los históricos próceres del rock junto a aquellos que recién empiezan dar sus primeros acordes.
Para los que gusten oír pueden hacerlo ingresando a www.unaradio.com.ar y luego clickear debajo de la leyenda "Esta sonando".
Esta banda es nuevita si consideramos que el año pasado largaron su primer y hasta ahora, último álbum. También, si vemos la cara de pendejos que tienen sus integrantes, cuestión que me hace sentir un tanto mayor al darme cuenta que los músicos de rock empiezan a ser menores que yo, en fin, continuemos. De la mano de Alex Turner -vocalista y guitarrista de los Artic Monkeys- estos purretes ingleses mezclan el espíritu del rock setentoso con algunos melodiosos arreglos sinfónicos. Es cierto que la propuesta no es novedosa y ha sido visitada con anterioridad pero la banda se las ingenia para dejar su impronta y disparar buenas canciones con cierto aire renovador.
Tras esta brevísima e incompleta reseña, les dejo el link para bajar lo que ha sido robado impunemente de Taringa.
Este inofensivo logotipo, esconde tras de sí, un perverso mensaje subliminal. Les pido tan sólo algunos segundos de su valioso tiempo para desenmascarar a la ominosa firma alfajoreril que ataca la moral y las buenas costumbres de los argentinos. Los invito primero a observar la expresión lasciva del niño y luego a leer sólo las letras de la marca que están en rojo, color de la lujuria. Sin palabras.
Históricamente he tenido una relación difícil con la tecnología y más precisamente con las computadoras. Tengamos en cuenta una negación primaria, una postura pseudo política y -como consecuencia- un desconocimiento honestamente adquirido. No recuerdo con precisión el momento en el que decidí cambiar pero sucedió, lento, doloroso y sobretodo colérico. Luego de un largo recorrido, comencé hace unos meses a pelear con el Fotoyop desatando una lucha desigual. Con algunas lecciones de amigos y mucha voluntad logré “manejar” de manera primitiva el malévolo programa y varias de las cosas que están en este blog son el resultado de horas de esa reyerta. Por eso hoy aprovecho para mostrar – a pesar de que dudo que a alguien pueda interesarle- lo que sería la carta de presentación de The Monos Invasores, un programa de radio que quizás nunca llegue a olfatear el aire contaminado del éter.
Son las 8 de la tarde y los vagones del subte están semi vacios, ya pasó la hora del aluvión. Un pibe que no tiene más de 7 años sube en la estación Ángel Gallardo de la línea B y revolea a una bebé contra el asiento. Ella, asimila el impacto con la sabiduría del que aprende rápido. Sin perder tiempo, el pibe empieza con el pregón que apenas comenzado se vuelve inentendible. Casi nadie lo mira pero parece no importarle mucho. Luego de malabarear con unas botellas de gaseosa con agua se las deja a la beba y las reemplaza por pelotas. Él hace malabares, la beba toma agua del pico y el show llega a su fin. Sólo resta pasar y pedir y así lo hace. Mientras el pibe recorre el vagón, la beba lo mira atenta y decide extender el brazo mientras la palma de su mano mira hacia arriba. Y pide, una vez, otra. La mano se mueve torpe y su mirada busca los ojos de los pasajeros que prefieren mirar el piso. El nene se sienta a mi lado y me cuenta que hoy fue un día flaco, que los fines de semana se trabaja mejor, que va a la escuela y que su hermanita tiene apenas un año. El subte comienza chillar cuando decide detenerse y el parlante avisa: Estación Carlos Pellegrini, combinación con líneas C y D. Él la agarra del brazo y ella se para cómo puede, los dos se van y se pierden en medio de cientos de piernas.
Este documental me lo recomendó un amigo. En una hora y media de duración, -en la que no se dice ni una sola palabra- Baraka hace una gran crítica a nuestro modo de vida asquerosamente antropocéntrico y repasa otras tantas miserias y bellezas mundanas con una calidad fotográfica impresionante. Les dejo un pequeño fragmento en el que aparece una tribu de Bali. El "coach" se parece al Negro Olmedo.
Hoy voy a ir a visitar a un amigo. Hace mucho tiempo que no lo veo y tengo ganas de charlar con él. Lo conocí cuando tenía 15 años y aunque últimamente no nos vemos muy seguido, sigue siendo mi amigo. A pesar del calor que hace transpirar a Buenos Aires, camino contento y a buen ritmo. En la mitad del viaje me meto en un sucucho que vende viejos vinilos y me encuentro con el cantante de Miranda, que revuelve los discos con el entusiasmo de un chico. Tiene puesto un chupín rojo, llantas free style y sobre su cabeza, gafas ochentosas . Si mi amigo estuviese acá lo cagaría a trompadas por suponer cierta impostura en él. Por renegar de lo él cree que somos: monos . En cambio yo, siento la necesidad de mirarlo y la verdad, no sé por qué. Final y felizmente no lo hago y me voy. Es que si no me apuro, mi amigo se va a ir. Recorro unas 8 cuadras más, llego a su casa y me paro en el cordón de la vereda. Bajo el sol canceroso de noviembre, miro con admiración las castigadas puertas de madera. Mientras, pasan dos turistas yankis y buscan en ellas algo que no encuentran. Desanimados, siguen caminado. Como no me animo a golpear, espío por la abertura de las cartas y sólo veo una escalera. Por algún motivo supongo que él ya se ha ido y es probable que no vuelva. Igualmente creo que lo mejor va a ser volver a mi casa, me dijeron que en un rato más van a estar llegando los monos.